La Agrupación Juvenil Católica fue su obra más preciosa, en la que puso alma y trabajo durante gran parte de su vida.
Fue allí donde quienes tuvimos la gracia y la dicha de participar vivimos a través de la prédica del Padre Dominguez la experiencia de encuentro con Cristo y nuestros hermanos; pero también aprendimos de él, entre muchas otras cosas, el compromiso, el trabajo organizado, la responsabilidad en la tarea y el hacer sin más recompensa que la satisfacción del deber cumplido con la Misión evangelizadora de la Iglesia. Y esto desde muy chicos porque ya comenzando la adolescencia, participábamos de la vida y la liturgia de la Iglesia pero también organizábamos eventos multitudinarios en nuestra ciudad, protagonizando la coordinación de múltiples experiencias evangelizadoras.
Toda esa actividad fue realizada a partir de la iniciativa de nuestro querido cura, quien nos reunía y coordinaba, formándonos en una manera de trabajar que nos permitió llevar a cabo acciones gigantes para nuestra edad. Todo ello sin dejar de lado la espiritualidad que él también se ocupaba de guiar.
Lo que presentamos aquí es una serie de materiales a través de los que queremos dar testimonio de ese espacio de formación y de acción evangelizadora que fue la AJC fundada y sostenida por el Padre Domínguez.